Nuevamente el gobierno aprista vuelve a dar señales de su convivencia y alianza con el Fujimontesinismo. El viernes pasado indultó por supuestos motivos de salud muy agravada, al ex dueño de América Televisión José Enrique Crousillat.
Sin embargo, ni bien se vio libre de una condena establecida en julio del 2006 por la Segunda Sala Penal anticorrupción, luego que fuera capturado como reo contumaz en el extranjero, abandonó la clínica, planifica ya la salida del país, retornar a sus grabaciones de telenovelas y encima no piensa terminar de pagar la reparación civil de 80 millones de soles que debe al estado, porque el indulto, según su abogado, borra todo.
Habría que recordar que este personaje semimoribundo hasta el viernes en la mañana fue procesado y condenado a ocho años de prisión por haber recibido 69 millones de soles del delincuente Vladimiro Montesinos Torres, a cambio de vender la línea editorial de América Televisión al poder dictatorial de Alberto Fujimori.
El olvido no debe pasar a formar parte de nuestra historia, más aún cuando muchos peruanos sufrieron agravios y calumnias de todo tipo a través de esa empresa televisiva, por el hecho de oponerse a la continuidad de un régimen totalitario, violador de Derechos Humanos.
¿Cuántos presos esperan aún la revisión de sus casos cumpliendo cárcel sin tener aún sentencia?, ¿cuántas madres con enfermedades terminales merecían verdaderamente el indulto humanitario?, ¿cuántos compatriotas están cumpliendo condenas vengativas, con recorte de beneficios penitenciarios, sólo por el sueño de querer cambiar el país por otro más justo?
Será quizás este hecho vergonzoso para la democracia peruana, el inicio del camino hacia la libertad de Alberto Fujimori?, ¿qué acuerdos oscuros con miras a las próximas elecciones estarían ya pactados entre el APRA y los restos del fujimorismo?
Ahora se explica el porqué de la negativa a establecer el Museo de la Memoria, no les conviene recordar el tiempo en que los Derechos Humanos sólo se leían, más no se aplicaban, el tiempo en que ni siquiera las altas autoridades eclesiásticas se solidarizaban con el pueblo asesinado y enterrado en fosas comunes como simples no identificados, tiempo en que gente de la calaña de Crousillat sirvió para ocultar estos hechos e inventar historias de traición a la patria a todo aquel que no quería más contaminación social y cultural perforando sus cerebros.
La justicia debe ser imparcial y equitativa para todos y todas, el restablecimiento de la democracia significó sacrificio y muerte de los hijos del pueblo, campesinos en su gran mayoría que no merecen esta nueva ofensa hecha por el ejecutivo que vive y reina entre la corrupción, la pobreza y la mitomanía establecida como forma de gobierno.
“ Sólo le pido a Dios que lo injusto
no me sea indiferente, que no me abofeteen la otra mejilla después que una garra me arañó esta suerte.
Sólo le pido a Dios que el engaño
no me sea indiferente
si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente...”
¡Sin luchas…no hay victorias!
PATRIA LIBRE
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