sábado, 29 de enero de 2011

Mercantilismo degradante


ALBA ANDINA.- El Perú poco interesa. Lo importante es el botín que representa. Debemos llevarnos el oro parece ser la consigna de los políticos en privado, y en público los más descarados, precisamente ahora en plena competencia electoral. Desde hace más de quinientos años, los conquistadores primero y los colonizadores después se cargaron con todo, pero aún quedaba mucho más en un país tan bien recompensado por la naturaleza. Las cuatro candidaturas presidenciales promovidas por los medios de comunicación masiva de forma alegre, millonaria e irresponsable: Toledo, Keiko, Castañeda y Kuczynski, han elaborado sus listas al Congreso Nacional y siguiendo la tradición lo han hecho con un espíritu mercantil inaudito, no sólo subastando las candidaturas como vulgares reducidores sino escogiendo tránsfugas reciclados, elementos prontuariados, individuos acusados de todos los vicios, eternos reeleccionistas, vedettes, cantantes de la farándula, y hasta deportistas honestos que nada tiene que ver con la política. Así con este comportamiento los partidos de la derecha, una vez más, menosprecian y ultrajan la razón de ser del Parlamento Nacional. Una institución que, según criterio de la casta política, no sirve para nada, excepto, para las funciones circenses de vez en cuando y para enriquecer a familiares y allegados.

Y como el candidato nacionalista quiere blanquearse, Ollanta Humala, en la práctica, ha utilizado a su clan familiar-amical para, con un poco menos de desfachatez, hacer lo mismo. Actuar “democráticamente” como propietario del partido, como el caudillo mandamás de ser la última palabra. Que cobraba por las colocaciones también cobraba. Que vetaba a candidatos más representativos, Alberto Pizango y Mario Huamán; entre ellos, por ejemplo, también lo hizo. Y hoy a punto de finalizar el proceso de inscripción de listas al Congreso, la mayoría de ciudadanos entiende una solo cosa, que la imagen de esta institución desprestigiada seguirá devaluada con su apenas 12 % DE APROBACIÓN NACIONAL. ¿De esta manera, los políticos promocionados por la prensa, Toledo, Keiko, Castañeda, Kuczynski y ahora Humala, piensan cambiar el país? ¿No estamos en estas elecciones frente una burla de iniciación, reiterativa y procaz, del pasado contemporáneo y actual? ¿No han convertido estos políticos tradicionales al Congreso Nacional en un chiquero? Las respuestas las tienen los ciudadanos de a pie. Y, como nada importa, se debe advertir que la estabilidad de la democracia está en juego, ya que sin un cambio transformador auténtico no puede reconstruirse el país, luego de Fujimori, Toledo y García Pérez.

Las propuestas, vistos los antecedentes de los candidatos al Congreso en vidriera, con raras excepciones, están a mucha distancia de la renovación necesaria, muy lejos de la moral, la calidad, la experiencia y la ética, que debe corresponder a un legislador. A partir de aquí observamos los engaños de los candidatos y sus promesas rimbombantes, porque las campañas electorales tradicionales aguantan de todo. Estamos, pues, frente a un espectáculo sombrío y desolador. Los electores estamos a tiempo, no podemos aceptar la misma juerga de los partidos ni de las cúpulas dirigentes caudillistas, burlándose del sentir nacional, de las bases sociales y el pueblo marginado. Sólo la Izquierda del Perú como confluencia democrática, organizada y no organizada, representada en el manifiesto político sugerente de Despertar Nacional salvará a la patria de sus malos hijos. Y lo fundamental como alli se plantea es la derogatoria de la constitucion del delincuente preso Alberto Fujimori.

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