martes, 14 de abril de 2009

¡ALTO A LA VIOLENCIA EN EL VRAE!

El cruel asesinato de trece miembros de las Fuerzas Armadas en la zona del VRAE este fin de semana a manos de remanentes de Sendero Luminoso en alianza con el narcotráfico merece nuestro más enérgico rechazo.
Este hecho demuestra una vez más que las políticas antidrogas en nuestro país, son un completo fracaso; enfrentan a los productores con el Estado, no cumplen los acuerdos que en duras jornadas de lucha los cocaleros lograron suscribir con el gobierno.
Todos los acuerdos, las mesas de Diálogo y los planes de desarrollo para el VRAE se convierten en solo discursos, y el saldo final de víctimas lo paga siempre la población civil inerme que se ve atrapada en el conflicto.
Debemos tener en claro que en este caso los argumentos ideológicos de sendero y su discurso en defensa del agricultor cocalero, no son más que pantallas para justificar el verdadero negocio: el tráfico ilícito de drogas.
Estamos en contra de que en las convenciones internacionales se considere a la hoja de coca como un narcótico, en contra de la erradicación de los cultivos como cumplimiento a una política impuesta desde el Departamento de Estado norteamericano, en contra de la sustitución de cultivos sin un respaldo efectivo que asegure su concretización a largo plazo, rechazamos la estrategia que criminaliza a los productores.
Creemos que el diálogo y la negociación siempre será la solución apropiada dentro del sistema democrático, y cuando éstas fallan, estaremos siempre apoyando las medidas de lucha que acuerde el pueblo con la finalidad de exigir su cumplimiento, pero nunca justificaremos el asesinato a mansalva y la violencia indiscriminada.
La hoja de coca ha estado siempre presente en la cosmovisión andina, es parte de una cultura milenaria, la incursión del narcotráfico ha traído el envilecimiento de la misma, agregando los componentes de violencia y explotación que han caracterizado permanentemente esta actividad; originando la corrupción que ha comprometido a las autoridades del Estado, la Policía y las Fuerzas Armadas.
El gobierno tiene que tener en cuenta las alternativas de comercialización de la hoja de coca, construir proyectos de desarrollo para las zonas cocaleras que tengan un fundamento sostenible y en permanente consulta con las organizaciones de base que representan los intereses de la población involucrada en el problema.
Tiene que comenzarse por el reconocimiento de que la problemática de la coca, hace mucho que dejó de ser exclusivamente policial, represiva, para ser predominantemente política y social.

Lima, Abril de 2009

COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL

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